viernes, octubre 31, 2014

Evangelio Octubre 31, 2014

Jesús cura un enfermo en sábado.
Milagros de Jesús
Lucas 14, 1-6.
Tiempo Ordinario
Cristo nos ha dejado un criterio muy claro: ante todo, la caridad

Del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6
Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los maestros de la ley y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado, o no? Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento? Y no pudieron replicar a esto.

Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! ¡Llena mi alma de tu presencia e infunde en ella el fuego de tu amor! Te ofrezco abrir mi mente y mi corazón; ser dócil a tus inspiraciones, soy tuyo.

Petición
Jesús, concédeme confiar y crecer en la esperanza, porque sé que me amas. Quiero que la única gran aspiración de mi vida sea corresponder a tu amor amando a los demás, buscando hablar siempre bien de ellos.

Meditación del Papa Francisco
La esperanza es algo más, no es optimismo. La esperanza es un don del Espíritu Santo y por esta razón Pablo dirá: "Nunca decepciona". La esperanza no defrauda, ¿por qué? Porque es un regalo que nos ha dado el Espíritu Santo. Pero Pablo nos dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús.
No podemos decir: "Tengo esperanza en la vida, espero en Dios", si uno no dice: "Espero en Jesús, en Jesús Cristo, persona viva, que ahora está en la Eucaristía, que está presente en su Palabra".
Cuando Jesús cura el sábado la mano paralizada de un hombre, lo que provocó la condena por parte los escribas y fariseos. Con su milagro, Jesús libera la mano de la enfermedad y demuestra a los "estrictos" que el suyo "es el camino de la libertad".
Libertad y esperanza van de la mano: donde no hay esperanza no puede haber libertad. Jesús libera de la enfermedad, del rigor y de la mano paralizada de aquel hombre; recupera la vida de estos dos, las hace de nuevo. (Cf. S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2013, homilía en Santa Marta)

Reflexión
Jesús en este Evangelio nos enseña con su ejemplo que hay algo más fuerte que el legalismo, y es precisamente el mandato de la caridad. Entre los judíos, el día sábado era un día del todo consagrado al Señor. No era lícito hacer actividad alguna. De ningún tipo. Hasta estaban indicados los pasos que se les permitía caminar. Los fariseos se gloriaban de que cumplían la ley en toda su extensión. Y castigaban y denunciaban a las autoridades a todo aquel que violaba una de estas reglas más pequeñas. Eso no es malo. Incluso Cristo dice alguna vez a sus seguidores que hagan lo que los fariseos dicen. Sin embargo, es preferible la misericordia con los demás que el cumplimiento frío de un precepto.

Muchos se preguntan si deben hacer esto o aquello, porque ambas cosas están mandadas. ¿Debo estudiar en este tiempo o tengo que hacer lo que ahora me piden mis padres? ¿Cuál es mi obligación? No es fácil discernir, porque muchas veces entran en juego nuestros sentimientos y a veces nos inclinamos por la opción equivocada. Para evitar esta situación, Cristo nos ha dejado un criterio muy claro: ante todo, la caridad.
Bajo esta luz todo queda iluminado. Ya no hay conflicto entre curar o descansar en sábado, porque el bien del hombre está por delante del precepto.

Propósito 
Ayunar, hoy, de las palabras duras, cortantes, negativas, que siembran discordia y tienden a juzgar o condenar a los demás.
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Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net

¡No celebren Halloween, no se asocien a una fiesta satánica!


¡No celebren Halloween, no se asocien a una fiesta satánica!

El día que los brujos y brujas celebran por encima de todos es Octubre 31; en esa noche Satanás y sus brujos tienen mayor poder.

Los Druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos. Y si los vivos no proveían comida a estos espíritus malignos, toda clase de cosas terribles podrían ocurrirles. Si los espíritus malignos no recibían un festín (treat), entonces ellos harían travesuras malas a los vivos (trick).

Hoy Halloween es una festividad primeramente secular, una excusa para disfrazarse de algo macabro y tener fiesta. De todas maneras, verdaderos brujos y brujas así como practicantes del ocultismo aún preservan sus creencias paganas y consideran el Halloween como un tiempo sagrado y poderoso. Habiendo dado la espalda al Dios de la Biblia, ellos invocan la ayuda de Satanás, cayendo así del favor de Dios y caminando sin remedio a las tinieblas eternas.

Vean que todo el concepto detrás del día de las brujas está relacionado con las tinieblas, la muerte, el temor, el engaño, los ritos paganos y el satanismo.“El ladrón no vino sino para hurtar, matar y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que tengan en abundancia”. Juan 10:10.

Cada año se incrementa más el satanismo dentro de esta celebración.En Inglaterra se realizan sacrificios honrando al dios de la muerte, eligen la reina de las brujas en la iglesia de la magia negra. La elegida obtiene fama, fortuna y poderes psíquicos para hacer maldades. En este país el número de creyentes es casi igual al numero de brujos.

EL ORIGEN DE “HALLOWEEN”
Hay dos noches especiales para la brujería: el 30 de abril y el 31 de octubre. Ambas noches corresponden a celebraciones celtas. La primera es la noche de walpurgis (“Beltaine” era la fiesta celta del día siguiente), la segunda -más mentada- es halloween.

La palabra halloween es una contracción de una frase en inglés que significa “Víspera de todos los santos” (All Hallows’ Eve), o sea la víspera de la fiesta de Todos los Santos, la fiesta cristiana que pretendió reemplazar la conmemoración pagana del año nuevo de los celtas, los mismos que construyeron Stonehenge en Gran Bretaña y que en realidad eran pueblos variados pero de cultura similar principalmente del nororiente europeo, aunque en diferentes épocas ocuparon otros territorios incluído lo que se llamó Galacia en Asia Menor.

Desde antes de la llegada de los romanos, el 1 de noviembre los celtas celebraban una fiesta de la tierra y la naturaleza, Samain, en la transición entre el verano y el invierno. La víspera (“Oidhche Shamhna”) se seguían ciertos ritos y costumbres porque se asumía que espíritus de toda clase circulaban con libertad pues los límites entre el mundo de los muertos y de los vivos se desvanecía, de manera que cosas como comunicarse con ellos ocurrían esa noche. Los sacerdotes celtas, los druidas, recogían las bayas del muérdago y otros elementos mágicos y hacían predicciones sobre el futuro. No en vano se denomina la noche del 31 de octubre “la noche de las brujas”, pues aún hoy es una noche en que brujos y amigos del satanismo se reúnen por considerarla especialmente apta para sus infames quehaceres. El árbol sagrado de los celtas era el roble.
Está dicho con toda dureza en el Apocalipsis:
“Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.” (Apocalipsis 22, 14-15)

La época del año que se avecinaba, el invierno, era de escasez de alimentos y de muerte de la naturaleza. Esa noche quienes habían muerto en el año retornaban y en muchos casos debían ser guiados al otro mundo, a veces utilizando nabos huecos (se discute si los celtas usaban calabazas). Se encendían hogueras al aire libre y todo el pueblo participaba dejando las casas a oscuras y frías para que los espíritus no las encontraran agradables para permanecer en ellas, por eso también se hacían reuniones ruidosas para que no creyeran que iban a encontrar tranquilidad, a más de que se dejaba comida en las puertas para que -en últimas- los espíritus no tuvieran que entrar si tenían hambre.

También espíritus malignos, brujas y duendes andaban por ahí, de modo que se tallaban caras espantosas en nabos para ahuyentarlos, si bien para mayor seguridad y con el fin de engañarlos las personas se disfrazaban o se pintaban la cara, pues podían intentar entrar en ellos.
Las hogueras ardían y, en ocasiones, algunas personas eran incineradas en ellas como sacrificio. En lo que hoy es Irlanda, estas hogueras que ardían en lugar de los fuegos caseros, comenzaban con antorchas provenientes del fuego sagrado de los celtas en un sitio de ese país. Los celtas arrojaban en las hogueras los huesos del ganado sacrificado para la festividad, de aquí que en inglés hoguera se diga “bonfire” de “bone” (hueso) y “fire” (fuego).

Con la llegada de los romanos, los sacrificios humanos dejaron de usarse en favor de la quema de efigies alrededor del siglo I de nuestra era, y el 31 de octubre se mezcló con otras fiestas y costumbres de aquellos, como fue la fiesta a Pomona del mismo día, la diosa de los frutos y los árboles, cuyo símbolo es una manzana (por eso con el tiempo en halloween se pedían manzanas y se juega a coger esos frutos con la boca en barriles con agua) o la de feralia, la cual aunque es del 21 de febrero, contiene elementos afines por conmemorar a los espíritus de los muertos (o manes según la mitología romana; Feralia era la parte pública de las festividades a los manes. Parentalia el 13 de febrero, era la parte privada y se orientaba a los parientes.

Entre el 13 y el 21 de febrero, de hecho, se seguía toda una serie de ritos y hábitos en honor a los muertos): por ejemplo, una de las costumbres en Feralia era llevar alimentos a las tumbas de los seres queridos.
Alrededor del siglo IX la iglesia estableció la fiesta de todos los santos el 1 de noviembre, y la de todas las almas el día siguiente (Día de los Difuntos), conforme una regla papal totalmente lógica de no ordenar simplemente la desaparición de las costumbres paganas (lo cual causaba enorme resistencia en el pueblo) sino reemplazarlas con prácticas más cristianas con el fin de hacerlas desaparecer con el tiempo; la estrategia tuvo éxito completo en otras festividades, pero en halloween no se logró todo lo que se perseguía, tal vez porque halloween era un festival, mientras que Todos los Santos es una conmemoración más pasiva, así que las dos cosas se mezclaron. Por ejemplo, se pretendía que la gente se disfrazara de santos y ángeles, pero algunos no dejaron de disfrazarse de otras cosas como ocurre aún hoy en día.

EL SIGNIFICADO DEL “TRIKI TRIKI HALLOWEEN…”
Por desgracia, los medios de comunicación nos bombardean con el sonsonete de “triki, triki, halloween.. etc.” y muchos lo han tomado por una tonada infantil inofensiva.. “Triki” tiene origen en “trick or treat” (“Trick’O'Treating”), esto es, “truco (broma) o trato”

Have muchos años en Bretaña (luego de algunos siglos de cristianismo), el día de los difuntos los pobres solicitaban comida y las amas de casa les entregaban unos pasteles a cambio de sus oraciones por los parientes difuntos. La denominación de esos pasteles era “soulcakes”. Con posterioridad, los niños comenzaron a jugar a pordioseros e iban de casa en caso solicitando manzanas, dinero o regalitos como cintas. En la época de los pioneros en lo que serían los Estados Unidos, los niños comenzaron a utilizar la costumbre de pedir cosas a cambio de no hacer bromas, hábito que solamente se generalizó en el siglo XIX.
El origen mítico de la costumbre es la leyenda de que las hadas que también salían en la noche del 31 de octubre a veces se disfrazaban de pordioseros y pedían limosna. Quienes les daban algo, como comida, eran recompensados; quienes les cerraban la puerta, recibían sorpresas desagradables. Las hadas no eran necesariamente buenas, porque estaban molestas con los hombres por haber entrado a sus territorios y ocuparlos.

EL SIGNIFICADO DE LA ACTUAL CALABAZA CON UNA LUZ ADENTRO
El origen es un cuento irlandés que se repite en otras culturas y, como toda tradición, tiene variantes, aunque las lñineas básicas son relativamente uniformes en todas partes (en Colombia puede leerse una versión en “A la diestra de Dios Padre” de Tomás Carrasquilla). En síntesis, el cuento tiene que ver con un tal Jack que desde niño se dedicó a la pereza y a ejercitar su inteligencia en los juego de azar, sin que en toda su vida hubiera hecho enemigos ni tampoco un solo acto bueno.

Cuando llegó la hora de su muerte, la noche de halloween, llegó el diablo a buscarlo. Jack le jugó una mala pasada poniéndolo preso. Lo liberó únicamente con la promesa de otorgarle otro año de vida -en algunas versiones, la promesa fue que no volviera a intentar llevárselo nunca más o era la muerte la que había sido atrapada por el protagonista de la historia-. Jack, a punta de engaños, logró prolongar su estadía en el mundo otros años adicionales.

Sin embargo, un día de halloween la muerte tomó a Jack por sorpresa. Jack caminó en alma al cielo pero San Pedro no lo dejó entrar porque no había hecho acto bueno alguno. Cuando fue al infierno, el diablo tampoco lo dejó entrar porque estaba cansado de sus trucos. Cuando Jack se puso a llorar en vista de que iba a tener que deambular de un lado a otro para siempre, el diablo le arrojó un carbón encendido para que le sirviera de linterna, que Jack metió en un nabo hueco como el de los celtas. Con ella, Jack ilumina su camino todavía buscando un sitio para descansar (algunos atribuyen la calabaza a una innovación de la tradición por parte de los colonizadores en américa del norte, porque en Irlanda se usaban nabos según el uso celta). Se dice que Jack aparece de vez en cuando la noche de halloween.

Como se ve, es un cuento perverso que somete el mal a la inteligencia humana, cuando lo cierto es que al mal lo somete el poder de Dios, nada más.El hombre carece de poder para jugar con el diablo. Justamente una de las triquiñuelas típicas del maligno es hacer creer a quienes transan con él que pueden manejar la situación y salir ganadores, y ni hablar de que es absurdo esperar que el diablo cumpla sus promesas.Tampoco nadie se mueve entre el cielo y el infierno como pretende el cuento. Como se lee en San Lucas acerca de la suerte del rico una vez muerto en la historia del rico y el pobre Lázaro:
“Estando en el infierno (en el Hades), en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro con él en su regazo. Entonces gritó: “Padre Abraham, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.” Abraham le respondió: “Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos. Además, entre ustedes y nosotros hay un abismo tremendo, de tal manera que los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no puedan hacerlo, y tampoco lo puedan hacer del lado de ustedes al nuestro.”” (Lucas 16, 23-26)

Además, un solo acto bueno no have al hombre justo a los ojos de Dios. Es la entrega completa de Dios al hombre lo que lo have merecedor del descanso eterno. De lo contrario, el criminal mas sanguinario se salvaría con hacer de vez en cuando obras en favor de los pobres. Dice el Apocalipsis:
“Escribe al ángel de la Iglesia de Sardes: Así habla el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; te creen vivo, pero estás muerto. Despiértate y reanima lo que todavía no ha muerto, pues tus obras me parecen muy mediocres a la luz de Dios. Recuerda lo que recibiste y oíste, ponlo en práctica y arrepiéntete. Porque si no te mantienes despierto vendré como un ladrón, sin que sepas a qué hora te sorprenderé. ” (Apocalipsis 3, 1-3)

Dios nos pide que creamos que Jesucristo es su Hijo y que lo proclamemos. Desde esa Fe, es que se producen las obras que valen, pero no aisladamente, sino porque son frutos del amor hacia Dios.
“Doy gracias sin cesar a mi Dios al recordarte en mis oraciones, pues oigo alabar el amor y la fe que te animan tanto hacia el Señor como en beneficio de los santos. Ojalá esa fe se vea en las obras y manifieste todo lo bueno que tenemos en Cristo. ” (Filemón 1, 4-6)
El cristiano debe llevar la vida que conviene, porque “Si el justo se salva a duras penas, ¿dónde se presentarán el pecador y el impío?” (1 Pedro 4, 18)

FECHAS DEL CALENDARIO SATÁNICO
Setiembre 05 al 30: Ayunan para buscar la voluntad de Satanás.
Setiembre 27: Elección de sacerdotes confesores para escritos en el libro del “macho cabrío”.
Octubre 04: Ritual para maldecir el cuerpo de Cristo.
Octubre 15 al 20: Reunión para preparar el día del Sanhaim.
Octubre 21 al 25: Reflexión, disciplina, ayunos y mantras.
Octubre 26: Ritos tradicionales.
Octubre 27: Confesión de los males en contra de Satanás.
Octubre 28: Bendicen a los integrantes de los grupos satánicos.
Octubre 29: Ordenan a los ministros del rock, músicos, “managers”, promotores, etc.
Octubre 30: Ritos bautismales, maldicen cualquier contacto que hayan tenido con cualquier cristiano, luego se bautizan con agua de alcantarilla, sangre de niños y de adultos sacrificados.
Octubre 31: Inscripción en el libro del macho cabrío, comienza para ellos el año satánico, se invoca el poder total de Belcebú, Nostradamus y otros demonios.
Noviembre 1: Se sella a los satanistas, a los espíritus de los muertos para sacarlos del purgatorio.
Noviembre 2 al 9: Semana de las bodas a Satanás.
Hay otros diez días sagrados de los satanistas dedicados a la adoración a Satanás y a sus demonios:- Febrero 02 – Febrero 14 – Marzo 24 – Mayo 01 – Junio 24 – Setiembre 24 – Diciembre 25 – Enero 01 a la media noche, …y por supuesto todas las lunas llenas donde los demonios le dan a las personas el poder máximo en esa noche; también es el momento cuando se cumplen los encantamientos realizados al principio de mes.
Hay quien pueda creer que paganos y satanistas son diferentes. El lector podrá por su cuenta decidir quién sustenta y motiva ambos movimientos. O es Dios o no lo es.

TU COMPORTAMIENTO COMO CRISTIANO
Desde el Antiguo Testamento, Dios advierte que no deben imitarse a los paganos que promueven lo diabólico, y sí en cambio hay que entender que Dios ha dado cosas diferentes (Deuteronomio 18, 9-14). No hay por qué celebrar a brujas, duendes, monstruos y demás, ni promover que se tome el mal como un juego. Dice San Pablo:
“Busquen lo que agrada al Señor. No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas” dice San Pablo (Efesios 5, 10-11).
En cambio,
“Procura, pues, que la luz que hay dentro de ti no se vuelva oscuridad. Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella ninguna parte oscura, llegará a ser radiante como bajo los destellos de la lámpara.” (Lucas 11, 35-36)
Halloween es un evento satánico. No es “neutro”, porque el mal no es neutro. Las pequeñas cosas le importan a Dios:
“El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes; y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes.” (Lucas 16, 10)

La mal llamada “fiesta” de halloween es memorial pagano que se mantiene con sus elementos iniciales. ¿Acaso adornar casa o oficina con imágenes de monstruos, brujas o imágenes o signos del mal, es una diversión sin significado? ¿Que enseñar a los niños que el mal fuera un juego, es correcto?
“Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar.” (Mt 18, 6)

Proyecto: Fiesta de todos los Santos
Transformemos el Halloween en una fiesta positiva, alegre y entretenida, donde todos podamos gozar de un sano momento de compartir con nuestros vecinos y de enseñarles a nuestros hijos valores cristianos
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jueves, octubre 30, 2014

Evangelio Octubre 30, 2014

Herodes quiere matarle
Tiempo Ordinario
Lucas 13, 31-35.
La voluntad de Dios es, a fin de cuentas, lo único que nos cuenta en esta vida.

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35
En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos, y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y él les dijo: «Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén. «¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»

Oración introductoria
Gracias, Padre, por mostrarme la pasión y la valentía con las que debo cumplir tu voluntad. Te suplico con humildad que aumentes mi fe y mi esperanza.

Petición
Padre Santo, te pido que no rechase tu Amor, que esté siempre cerca de Ti como los polluelos a la gallina. Que mi libertad sea siempre elegirte a Ti.

Meditación del Papa Francisco
'Creo en Dios Padre...' Nos hace pensar en la paternidad de Dios. ¡Dios es así con nosotros! 'Pero, padre, ¡Dios no llora!' ¡Cómo que no! Recordemos a Jesús, cuando ha llorado en Jerusalén. '¡Jerusalén, Jerusalén!' ¡Cuántas veces he querido recoger a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas!' ¡Dios llora! ¡Jesús ha llorado por nosotros! Y ese llanto de Jesús es precisamente la figura del llanto del Padre, que nos quiere a todos con Él.
En los momentos difíciles el Padre responde. Recordemos a Isaac, cuando va con Abrahán a hacer el sacrificio: Isaac no era tonto, se había dado cuenta que llevaban leña, el fuego, pero no la oveja para el sacrificio. ¡Tenía angustia en el corazón! ¿Y qué dice? '¡padre!' Y en seguida: '¡Aquí estoy hijo!' El padre responde. (Cf. S.S. Francisco, 4 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta)

Reflexión
Este pasaje está situado en la última subida de Cristo hacia Jerusalén. Sabe que va allí para morir de la manera más horrible. Sin embargo va decidido y declara que debe seguir adelante hoy, mañana y pasado porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén, es decir, tiene interés en llegar a tiempo a la cita que tiene con la muerte, en la que dará gloria a su padre y nos mostrará su amor. Ante esta premura no le importan los poderes políticos (Herodes que lo amenaza de muerte) ni sociales. (los fariseos que le invitan a irse de sus dominios)

Durante la persecución religiosa en España, en el año de 1936, un grupo de milicianos llegó a un convento de carmelitas descalzas con la orden de subir a todas las monjas a un camión y llevarlas a fusilar. La sorpresa de los soldados fue mayúscula cuando escucharon a la madre superiora comunicar a las religiosas que "estos señores nos llevan al cielo porque nos van a hacer mártires, como los primeros cristianos" y acto seguido ver a las monjas felicitarse alegremente porque recibían el mayor don de Dios. A los ojos de Cristo eran de las pocas que habían entendido lo que significa amar a Dios hasta dar la vida por él.

Cristo va subiendo a Jerusalén decidido; lleva prisa. En otro pasaje del Evangelio se nos dirá que en este su último viaje «iba delante de los discípulos». No tiene miedo, sino premura. Sabe que la voluntad de Dios es, a fin de cuentas, lo único que nos cuenta en esta vida, y sabe que muchos cristianos a lo largo de la historias sabrán renunciar a muchas cosas, incluso a su vida misma, por cumplir fielmente la voluntad de Dios. Jesús está loco, porque es el amor.

Por eso todo amor que se precie ha de llevar un dosis de locura e incomprensión. Locura porque lo que se hace no tiene sentido desde el punto de vista humano, parece ir en contra de lo natural y de lo que es razonable. Incomprensión porque no sólo va a estar teñido de un color que las personas que no entiendan, sino que provocará sorpresa por lo desconocido que es y desatará todo tipo de opiniones desde las risas y tachaduras de tontos hasta las más incisivas y violentas. Jesús con su vida provoca, ha llegado la hora de preguntarse qué pasa con nuestra vida, que reacción provocamos en los demás, ojalá que la respuesta no sea indiferencia.

Propósito
Repetir el versículo del Evangelio durante el día: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! para estar conciente que quiero estar siempre cerca de Dios.
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Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net

miércoles, octubre 29, 2014

Evangelio Octubre 29, 2014

La puerta estrecha
Parábolas
Lucas 13, 22-30.
Tiempo Ordinario.
Nuestra salvación es don que hay que pedir con consatancia y fe a Dios.

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: "¡Señor, ábrenos!" Y os responderá: "No sé de dónde sois." Entonces empezaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas"; y os volverá a decir: "No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!" «Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.

Oración introductoria
Padre, ayúdame a aceptar tu Palabra y a comprender que no es posible alcanzar la santidad si mi vida está dominada por la ley del menor esfuerzo. Guía esta oración, ayúdame a guardar el silencio necesario para saber escucharte.

Petición
Señor, ayúdame a cambiar el mal en bien, el odio en amor, la venganza en perdón.

Meditación del Papa Francisco
En la actualidad pasamos ante muchas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que luego nos damos cuenta de que dura sólo un instante, que se agota en sí misma y no tiene futuro. Pero yo os pregunto: nosotros, ¿por qué puerta queremos entrar? Y, ¿a quién queremos hacer entrar por la puerta de nuestra vida? Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de cruzar la puerta de la fe en Jesús, de dejarle entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga más. No es un fuego de artificio, no es un flash. No, es una luz serena que dura siempre y nos da paz. Así es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús.

Cierto, la puerta de Jesús es una puerta estrecha, no por ser una sala de tortura. No, no es por eso. Sino porque nos pide abrir nuestro corazón a Él, reconocernos pecadores, necesitados de su salvación, de su perdón, de su amor, de tener la humildad de acoger su misericordia y dejarnos renovar por Él.» (S.S. Francisco, 25 de agosto de 2013)

Reflexión
El hombre siempre ha andado a la búsqueda de la seguridad, de evitar riesgos y de tener todo bajo control. Prácticamente hoy día no existe ninguna institución de humana que no tenga algún contrato con una compañía de seguros de vida. Buscamos una seguridad para nuestra vida que a veces se convierte en una obsesión. Dicho esto, más de alguno podría preguntarse pero, ¿qué asegura la vida eterna?

Ya desde los tiempos de Jesús los hombres buscaban esta seguridad y Cristo no la niega, pero es claro: “esforzaos” porque nos es fácil alcanzarla.

El secreto para encontrar la paz en Jesús la encontramos en una respuesta que Él da a una pregunta similar cuando dice: “Para los hombres (la salvación) es imposible pero para Dios todo es posible”. Por tanto, el secreto lo encontramos en la fe. Nuestra salvación es don que hay que pedir con consatancia y fe a Dios. No cabe duda que también depende de nuestras obras pero es ante todo un don de Dios. No nos cansemos por tanto de luchar, de estar atentos, de orar porque cuando menos lo pensemos nos llegará la hora de dar cuentas.

Propósito
Confiemos en la gracia de Cristo y ayudemos al triste a confiar en Él.

Diálogo con Cristo
Jesús, el camino está claro, pero siento que me falta fuerza para realmente querer recorrer esa senda que lleva a tu Reino, cruzar esa puerta estrecha que implica negarme a mí mismo. Dame la luz para comprender que sólo hay ese camino por lo que debo convertirme en un instrumento dócil y confiado en tu voluntad.
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Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net

martes, octubre 28, 2014

Evangelio Octubre 28, 2014

Salía de Él una fuerza que sanaba
Solemnidades y Fiestas
Lucas 6, 12-19.
Fiesta Simón y Judas, apóstoles.
Nuestras grandes decisiones deben surgir tras un encuentro con Dios en la oración.

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Por aquellos días subió Jesús al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Oración introductoria
Señor, yo también me acerco a Ti para ser curado de todo lo que me puede apartar del cumplimiento de tu voluntad. A mí también me llamas por mi nombre y me escoges para llevar tu Amor a todos los que me rodean.

Petición

Jesús, ayudame a entender mi presente a partir del futuro del cielo que me espera e iluminarlo con espíritu de esperanza.

Meditación del Papa Francisco
Es un día un poco especial por la elección de los apóstoles. Una elección que sucede solo después de que Jesús ha rezado al Padre, «Él solo». Cuando Jesús reza al Padre está solo con Él. Después se encuentra junto a sus discípulos y elige a los doce a los que llama apóstoles. De este modo hay tres momentos que caracterizan la jornada: Jesús que pasa una noche entera rezando al Padre en el monte; Jesús entre sus apóstoles; Jesús entre la gente.
La oración es el punto central: Jesús reza al Padre porque con Él tenía intimidad; le reza por la gente que iba a encontrarlo y le reza también por los apóstoles.
Aquel bonito discurso después de la cena del Jueves Santo, cuando reza al Padre diciendo: Yo rezo por estos, los míos; pero también rezo por todos, también por los que vendrán y creerán. La oración de Jesús es universal, aunque es también una oración personal. (Cf. S.S. Francisco, 28 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta)

Reflexión
La oración fue una compañera inseparable de Jesús. En todo el Evangelio le vemos orando, sobre todo en los momentos más decisivos de su vida: antes del Bautismo, al realizar varios milagros, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos, en la Cruz, etc.
Aquí se nos narra la elección de los Doce apóstoles. Eran los hombres con los que iba a comenzar la Iglesia y debían ser aptos para llevarla a buen término con paso firme.
Por tanto, era una decisión importante, que no podía hacerse con prisas y a la ligera. Necesitaba dedicar una noche entera para consultarla con su Padre.
De la misma manera, todas nuestras grandes decisiones deberían surgir tras un encuentro con Dios en la oración. Por ejemplo, al elegir una carrera, al optar por la vida matrimonial o seguir una vocación religiosa, etc. También debemos rezar cuando llegan situaciones difíciles en el trabajo o en la familia, ya que Dios nos puede ayudar a encontrar la solución más adecuada.
¿Y cómo sabemos si la respuesta viene realmente de Dios? Cuando Dios “ilumina” un alma por la acción del Espíritu Santo le envía algunas señales, por ejemplo, una profunda paz interior, alegría, amor, etc.
Es lo que llamamos “frutos del Espíritu”. Y por si hubiera dudas, nos damos cuenta de que esa solución está completamente de acuerdo con lo revelado en las Sagradas Escrituras. También es provechoso contar con la ayuda de un buen sacerdote que nos pueda orientar a encontrar la voluntad de Dios para nosotros, ya que ellos reciben unas gracias especiales para ejercer su ministerio.

Propósito
Que todas nuestras grandes decisiones surjan tras un encuentro con Dios en la oración.
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Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

lunes, octubre 27, 2014

Evangelio Octubre 27, 2014

Una curación en sábado
Milagros
Lucas 13, 10-17.
Tiempo Ordinario.
Dios te cura todos los dias, sabe lo que necesitas, solo tienes que pedírselo.

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.
Replicóle el Señor: ¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado? Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.


Oración introductoria
Padre, aydame a que estos momentos de oración me ayuden con tu gracia a valorar los sacramentos y a no solo preocuparme por la salud del cuerpo sino por la de mi alma.

Petición
Jesús, te pido que nos dejémonos curar por Tí, que quieres darnos la luz de Dios. Que confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, el orgullo.

Meditación del Papa Francisco
A Jesús sólo le interesa la persona, y Dios. Jesús, quiere que la gente se acerque, que le busque y se siente conmovido cuando la ve como oveja sin pastor. Y toda esta actitud es por lo que la gente dice: ‘¡Pero, esta es una enseñanza nueva!’. No, no es una enseñanza nueva: es la manera de hacerlo, nueva. Es la transparencia evangélica.
Pidamos al Señor que esta lectura nos ayude en nuestra vida de cristianos: todos. Cada uno en su lugar. A no ser legalistas puros, hipócritas como los escribas y los fariseos. A no ser corruptos como los hijos de Elí. A no ser tibios como Elí, sino a ser como Jesús, con ese celo de buscar a la gente, de curar a la gente, de amar a la gente y con esto decirle: ‘¡Pero si yo hago esto así, piensa cómo te ama Dios, cómo es tu Padre!’ Esta es la enseñanza nueva que Dios nos pide. Pidamos esta gracia. (Cf. S.S. Francisco, 14 de enero de 2014, homilía en Santa Marta)

Reflexión
Todos nos maravillamos de los milagros que realizaba Jesús. ¡Y cuántas veces le hemos pedido la curación de alguna enfermedad, nuestra o de alguna persona a la que queremos!

Sin duda, las enfermedades de aquella época eran difíciles de curar. No contaban con los medios actuales de diagnosis y terapias. No había salas de operaciones con la higiene que conocemos hoy, ni ecografías, ni vacunas, ni anestesias locales. Todo eso ha venido con el progreso técnico, médico y farmacológico.

Parece como si Dios hubiera dejado en manos de los médicos el cuidado del cuerpo para poder dedicar a los sacerdotes, sus más íntimos colaboradores, a la tarea más importante: el cuidado espiritual. Es increíble recuperar la vida de gracia y de intimidad con Dios. Es maravilloso ver nacer a Cristo cada día en la Eucaristía.

Porque la vida espiritual, aunque esté oculta a los ojos, tiene una dimensión infinitamente superior a las acciones puramente materiales. Por ejemplo, un acto de caridad hecho por amor a Dios embellece al alma de tal manera que nos quedaríamos extasiados si pudiéramos contemplarla. Es impresionante lo que realizan en nosotros los sacramentos. Porque recibimos gracias especiales de Dios. Sin embargo, tenemos que reconocer que estamos sujetos a las realidades de la tierra y que no podemos percibir nuestra transformación en el mundo espiritual. Pero si tenemos fe, y perseveramos hasta el final, un día podremos ver con claridad, sin misterios, la grandeza de cada alma humana.

Petición
Vivir los sacramentos, la Confesión y la Eucaristía, sabiendo que son los medios para curar nuestras enfermedades espirituales.
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Por: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net

domingo, octubre 26, 2014

Evangelio Octubre 26, 2014

Amarás a Dios con todo tu corazón
Mateo 22, 34-40.
Tiempo Ordinario.
Pero el amor hay que demostrarlo más con nuestros comportamientos que con buenos deseos.

Del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

Oración introductoria
Jesús, lo más importante en mi vida debe ser el amor, a Ti y a los demás. Por ello, tener un diálogo de amor personal contigo es mi gran anhelo. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad para ser perseverante en la oración.

Petición
Cristo, Rey nuestro, quiero amarte con todo micorazón y todas mis fuerzas.

Meditación del Papa Francisco
Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una "caridad a la carta", una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el Reino de Dios; se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. (S.S. Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 180)

Reflexión
Recuerdo que hace unos años me encontré con un señor en el tren, mientras viajaba de Roma a Florencia. Comenzamos a conversar y, en un momento dado, me dice este buen hombre: –"Padre, yo soy muy católico, igual que toda mi familia. Desde pequeño he sido siempre muy creyente". Como me lo decía tan convencido, ponderándomelo tanto, yo me permití preguntarle si iba a misa los domingos y si rezaba todos los días al menos una breve oración. ¡Y cuál no fue mi sorpresa al escucharle decir: –" Padre –me respondió muy serio– soy católico, pero no fanático". Me sorprendí tanto que no supe si echarme a reír o a llorar... Me parecía casi increíble lo que oía.

Creo que hoy muchos cristianos –o que se dicen cristianos– cometen el grandísimo error de disociar su fe y su comportamiento: afirman creer y amar a Dios, pero luego no hacen nada para probar su fe y su amor a Él. Como el caso de la chica que te conté la semana pasada. ¿Te acuerdas?

En el evangelio de hoy vemos a uno de los fariseos que se acerca a nuestro Señor para preguntarle cuál es el primer mandamiento; y Jesucristo le responde sin vacilar: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Ésta era la fórmula más sagrada y solemne para un israelita y constituía como el "corazón" de toda la Ley. La llamaban el "shemá" y todo judío piadoso lo conocía de memoria. Al igual que nosotros, los cristianos, aprendimos de memoria desde niños el primer mandamiento de la ley de Dios.

Hemos oído miles de veces y tenemos archisabido que "el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas”, y pensamos que de verdad lo amamos, aunque nuestras obras desdigan lo que afirman nuestras palabras. Pero el amor hay que demostrarlo más con nuestros comportamientos que con buenos deseos o sentimientos. "Obras son amores –reza el refrán popular–, que no buenas razones".

¿Qué pensaríamos nosotros de cualquier persona –podrías ser también tú mismo-- que dijera amar mucho a sus padres o a sus abuelos, pero que nunca fuera a visitarlos a su casa dizque porque "no tiene tiempo", porque viven muy lejos, o simplemente porque "no le nace"? ¿Verdad que eso nunca sucede en la vida real? Sería inconcebible, pues el amor nos lleva a estar cerca de los seres a quienes amamos. Y entonces, ¿por qué con Dios nos comportamos de esa manera? Decimos que lo amamos, pero no estamos dispuestos a visitarlo ni siquiera media horita cada semana. ¿Cada semana? ¡Ojalá fuera al menos cada semana! Y en ocasiones ni nos acordamos de Él a lo largo del día, al menos que "nos urja" pedirle algún favor. Es que somos a veces demasiado interesados...

A este primer mandamiento, nuestro Señor añade otro: "Amar al prójimo como a uno mismo". Es el mandamiento de la caridad, que es igual de importante que el primero. Es más, "quien dice amar a Dios a quien no ve, pero no ama a su hermano a quien ve, es un mentiroso", nos dice san Juan. Y el mismo Cristo afirma que "de estos dos mandamientos penden toda la Ley y los profetas". O sea que aquí se halla resumida toda la revelación bíblica. Éste fue el "mandamiento nuevo" que Él vino a traernos; éste es el núcleo del Evangelio y la esencia del cristianismo. Quien no vive el mandato de la caridad, simplemente no puede llamarse cristiano.

Pero, bueno, para hablar con calma de esto necesitaríamos de mucho más tiempo. Espero poder tratarlo en otra ocasión. Basta con que nos quedemos ahora con lo primero. Si vamos a visitar a nuestro Señor al menos cada semana en la Misa dominical y nos acordamos de conversar con Él algún ratito durante el día, creo que Él se sentirá feliz porque le mostramos nuestro amor filial con obras. Pero, además, nuestra vida cristiana mejorará de una manera muy notable. Entonces amaremos de verdad a Dios con nuestro comportamiento y no sólo con buenos sentimientos o palabras bonitas.
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Por: P. Sergio Cordova LC | Fuente: Catholic.net

sábado, octubre 25, 2014

Evangelio Octubre 25, 2014

La higuera estéril
Parábolas
Lucas 13, 1-9.
Tiempo Ordinario.
Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos por nuestra propia conversión.

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9
En aquel tiempo llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, las cortas."

Oración introductoria
Padre, nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para nosotros.

Petición
Jesús, gracias por darme la oportunidad de mejorar, de servirte, de amarte. Dame tu gracia para luchar cada día por dar fruto.

Meditación del Papa Francisco

No es fácil entender este comportamiento de la misericordia, porque estamos acostumbrados a juzgar: no somos personas que dan espontáneamente un poco de espacio a la comprensión y también a la misericordia. Para ser misericordiosos son necesarias dos actitudes. La primera es el conocimiento de sí mismos: saber que hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos pecadores! Y frente al arrepentimiento, la justicia de Dios... se transforma en misericordia y perdón. Pero es necesario avergonzarse de los pecados.
Es verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero hay muchas cosas pequeñas, muchos pecados cotidianos, de todos los días… Y cuando uno piensa: "¡Pero qué corazón tan pequeño: ¡He hecho esto contra el Señor!" ¡Y se avergüenza! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores. "Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón". Es sencillo, pero es tan difícil decir: "He pecado". (Cf. S.S. Francisco, 17 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).

Reflexión
Hoy Cristo desenmascara una preocupación presente en muchos hombres de nuestro tiempo. Y es la preocupación de pensar que los sufrimientos de la vida tienen que ver con la amistad o enemistad con Dios. Cuando todo va bien y no hay grandes angustias o desconsuelos creemos que estamos en paz y amistad con Dios. Y puede ser que realmente no suframos grandes ahogos y a la vez estemos con Dios pero Cristo nos muestra que no es así la forma de verlo.

¿Acaso los miles de personas que mueren en los atentados padecieron de esa forma porque eran más pecadores que nosotros? Por supuesto que no, pues Dios no es un legislador injusto que castiga a quienes pecan. Mejor es preocuparnos por nuestra propia conversión y dejar de juzgar a los demás por lo que les pasa en la vida. Que si este vecino se fue a la banca rota su negocio porque no daba limosna o el otro se le dividió la familia porque no iba a misa o el de más allá se le murió un hijo porque decía blasfemias.

Dejemos de calcular cómo están los demás ante Dios e interesémonos más por nuestra propia conversión. Los acontecimientos dolorosos de la vida no son la clave para ver la relación de Dios con nuestro prójimo. Dios puede permitir una gran cantidad de sufrimientos en una familia para hacerles crecer en la fe y confianza con Él, pero no por eso quiere decir que Dios está contra ellos.

Propósito
Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos más por nuestra propia conversión.

Diálogo con Cristo
No hay excusas, la lección de la parábola es clara. Cuando el Creador viene a buscar frutos, es porque es tiempo de que haya frutos. No se trata de aparentar o verse bien, sino haber producido los frutos de acuerdo al plan de Dios. Gracias, Jesús, por interceder por mí y darme otra oportunidad para que, con la gracia de la Eucaristía, pueda rectificar lo que deba cambiar en mi vida y aspirar a la eficacia apostólica, donde es necesario morir a mi propia comodidad para dar fruto.
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Por: Misael Cisneros Garnica | Fuente: Catholic.net

viernes, octubre 24, 2014

Evangelio Octubre 24, 2014

Los signos de los tiempos
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 54-59.
Fiesta san Rafael Guízar y Valencia.
¿Somos capaces de leerlos, de discernir lo esencial de lo accidental?

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

Oración introductoria
Padre, te pedimos que al escuchar tus palabras, nos des la gracia que nos permite esperar y encaminarnos llenos de confianza a Tu encuentro, como Juez, como nuestro "abogado".

Petición
Jesús, te pedimos que nos des la gracia de ser capaces de leer los signos de los tiempos, de discernir lo esencial de lo accidental y de conocer la solidez de Tu doctrina y ponerla en práctica.

Meditación del Papa Francisco
Una palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que se ha de explicar, porque de otro modo puede generar malentendidos. Jesús dice a los discípulos: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división”. ¿Qué significa esto?
Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se le decora con nata [betún]. No, la fe no es esto. La fe comporta elegir a Dios como criterio- base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo. Después de que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; no, Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia, Dios es fidelidad, es vida que se dona a todos nosotros.» (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013)

Reflexión
El Concilio Vaticano II supuso una lectura de los “signos de los tiempos”. Cambiaron muchas cosas: liturgia, costumbres, lenguaje, etc. Eran necesario adaptarse a la realidad del siglo XX. La Iglesia supo discernir los acontecimientos y se adaptó. Suprimió lo innecesario, profundizó en lo esencial y estableció un diálogo más estrecho con las ciencias humanas y las otras realidades religiosas.

Pero había cosas que no podían cambiar: el Papa sigue siendo el Vicario de Cristo en la tierra; en la Eucaristía está verdaderamente presente Cristo Jesús y la caridad sigue siendo el mandamiento nuevo. No hay lugar a dudas. Los tiempos cambian pero las palabras de Cristo y de su Iglesia permanecen y permanecerán eternamente.

¿Somos capaces de leer los signos de los tiempos, de discernir lo esencial de lo accidental? ¿Somos de los cristianos que conocen la solidez de la doctrina del Señor y la ponen en práctica? ¿O estamos cayendo en el error de los que dicen conocer los signos de los tiempos pero luego dan cabida en sus vidas a comportamientos que dicen mucho de una verdadera pertenencia a la Santa Madre Iglesia? De allí la sabia recomendación de Cristo: vivir con justicia, saber dar a Dios lo debido y a los hombres.

Y en el corazón de tal justicia, que está lejos de ser una legalista y fría justicia humana, encontramos el perdón y la misericordia. Si falta el ingrediente del perdón, para obtener la conversión del corazón; si falta la virtud de la misericordia para saber perdonar a quien nos lo pide, no hay verdadera justicia y somos de los que aparentamos una vida incólume, adaptada a los tiempos, pero en realidad no somos más que una fotocopia de cristiano.

Por tanto la justicia de nuestro corazón, la justicia divina, la justicia a modelo de Cristo nos permitirá saber leer los signos de los tiempos, saber discernir lo esencial de lo accidental, saber saborear las palabras de vida eterna del Señor y nos evitará aparentar una vida de justos y cumplidores, de dobles e hipócritas que nos reportaría el peso de una dura paga quizás ya en esta tierra, tal vez en aquella otra de purgación o, Dios nos libre, en donde no hay paga que valga.

Propòsito
Pidamos al que es Justísimo, el don de la verdadera justicia y Él que brilla en justicia y verdad no tardará en donárnosla con amor.
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Por: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net

jueves, octubre 23, 2014

Evangelio Octubre 23, 2014

No he venido a traer paz
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 49-53.
La esencia del cristianismo se encuentra en la caridad.
En esto conocerán que somos de Cristo.

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Oración introductoria
Señor, Tú viniste a traer fuego a la tierra, ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo en mi corazón! Dame en esta oración ese fuego de tu amor, que me lleve a sacrificar mi comodidad por el bien de los demás. Dame esa fe que me asegura tu amor. Dame esa esperanza que me lleve a confiar en tu misericordia

Petición
Señor, ayúdame a encender en mí tu caridad divina, para poder amarte sobre todas las cosas y a mi prójimo, como a mí mismo.

Meditación del Papa Francisco
Una palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que se ha de explicar, porque de otro modo puede generar malentendidos. Jesús dice a los discípulos: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división”. ¿Qué significa esto?
Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se le decora con nata [betún]. No, la fe no es esto. La fe comporta elegir a Dios como criterio- base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo. Después de que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; no, Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia, Dios es fidelidad, es vida que se dona a todos nosotros.» (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013)

Reflexión
Cuando se ha entendido que la esencia del cristianismo se halla en la caridad, en el apasionado amor a Dios y sus cosas, estas palabras del Señor no deberían sonar extrañas o contradictorias. ¡Fuera de esto sino todo lo contrario! Es más, Cristo está empleando un lenguaje contradictorio en apariencia para dar a entender precisamente en qué consiste el verdadero amor a Él. Sí, porque el amor, realmente como lo ha de entender el cristiano está muy lejos de ser un diluido sentimiento de afecto, bonito y pasajero como una flor de primavera. Más bien es como el fuego que a la vez lo enciende todo y va consumiendo una y otra cosa; es algo que se extiende, que tiende por su naturaleza a expandirse con calor, con pasión y que divide a los corazones fríos y mezquinos que nada más piensan en llenar sus pobres pretensiones.

Así es la caridad. Ese es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los que le amen. Están, por tanto, muy lejos de ser sus palabras interpretadas con la literalidad de la carne. Hay que haber experimentado el fuego de su amor para entenderlas correctamente.

Pidamos, por tanto, el don de la caridad, de un amor apasionado a Cristo que traiga la guerra a las fuerzas que quieren destruir la verdadera paz en la tierra. Pidamos saber amar hasta ser incomprendidos por los egoístas de nuestro mundo. Pidamos vivir en estado de lucha, en la lucha del que cree en la fuerza del amor y consigue que el mayor número de seres humanos conozca a ese Dios que se entregó por ellos por puro amor. En esto conocerán los demás que somos de Cristo. Y a tener confianza en Él. Porque el amor siempre logrará la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

Propósito
Dar gracias a Dios en la oración y cuidar de ser agradecido con todas las personas con las que convivo.

Diálogo con Cristo
Santísima Trinidad, gracias por esta oración y por el don de mi bautismo. Esa chispa de vida divina que recibí debe estar en continuo crecimiento. No quiero que las presiones externas o mi propia debilidad, me lleven a la mediocridad o la indiferencia que puede apagar esta luz. Te agradezco mi familia y te suplico que nunca permitas que yo sea piedra de tropiezo en su fe. Dame la sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo quedarme callado
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Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

miércoles, octubre 22, 2014

Evangelio Octubre 22, 2014

Fiel y prudente a la Voluntad de Dios
Parábolas
Lucas 12, 39-48.
Tiempo Ordinario.
Cumple tu misión en la vida.
¿Cómo?... cada uno ha de descubrirlo con la oración y la lucha.

Del santo Evangeliio según san Lucas 12, 39-48
Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.

Oración introductoria
Padre ayúdanos a vivir nuestras vidas de modo que dejemos espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, rechazarlo incluso en nombre de un falso concepto de libertad.

Petición
Dios mío, ayúdame a usar los dones que se se me han dado.

Meditación del Papa Francisco
Cuando sobre el Gólgota todo se hace oscuridad y toda esperanza parece apagarse, solo el amor es más fuerte que la muerte. Es el amor de la Madre y del discípulo amado lo que los lleva a permanecer a los pies de la cruz, para compartir hasta el final el dolor de Jesús.
La amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia son el don inestimable que nos anima a continuar a seguirlo con confianza a pesar de nuestras caídas, nuestros errores y nuestras traiciones. Pero esta bondad del Padre no nos exime de la vigilancia frente al tentador, al pecado, al mal y a la traición.
La desproporción entre la grandeza de la llamada de Jesús y nuestra pequeñez, ha subrayado que el Señor, en su gran bondad y en su infinita misericordia, nos toma siempre de la mano, para que no perezcamos en el mar de la aflicción.» (S.S. Francisco, 26 de mayo de 2014)
Reflexión
Uno de los aspectos más chocantes del cristianismo es su concepción de la vida como una misión. En el cristianismo no rige eso del «come y bebe que la vida es breve» ni el «vivir a tope» entendido como aprovechar cada instante para conseguir más placer y más bienestar.

Cristo nos presenta la vida como una misión: «estar al frente de la servidumbre para darle a tiempo su ración» de la cual tendremos que dar cuenta. La vida es una misión. Venimos a la tierra para algo, y ese algo es tan importante que de él depende la felicidad eterna de otras personas. Ese «dar de comer a la servidumbre» es el testimonio que Cristo quiere que durante el tiempo que tiene dispuesto concederme en la tierra. El famoso psiquiatra vienés Víctor Frankl, cuando habla de los casos que se le presentan de enfermos con depresión que ya no encuentran ninguna razón para vivir, que no esperan nada de la vida ni del mundo, se percata de que quizás puede faltar una pregunta esencial y es preguntarse acerca de qué espera el mundo de mí.

Porque, aunque tengamos razones para abandonar no tenemos razón, pues la vida espera algo de nosotros y tenemos una misión en este mundo. Una misión que lleva nuestro nombre y nadie más puede hacer. Si no la hacemos nosotros nadie lo va a hacer. Hemos de descubrir cuál es nuestro camino y cuál es nuestra misión. La salvación del mundo y de las almas tienen muchos matices, la gracia es única pero las formas de alcanzarla son múltiples, por eso nuestra existencia no es casual, ni insignificante.

Propósito
Tenemos que salvar el mundo, sí, pero ¿cómo?, cada uno de una forma diferente que ha de descubrir con la oración y la lucha.

Diálogo con Cristo
Padre mío, ayúdame a ser un servidor fiel y prudente. Me has dado unos talentos que implican gran responsabilidad. Te pido perdón por todas las veces en que no he sabido corresponder a tu confianza. Te prometo que me esforzaré por ser un buen discípulo y misionero de tu amor; sé que con tu gracia puedo ser fiel y servir a todos aquellos que has puesto a mi cuidado.
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Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net

martes, octubre 21, 2014

Evangelio Octubre 21, 2014

Necesidad de la vigilancia
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 35-38.
Al final de la vida se nos juzgará por el amor a Dios y a nuestros hermanos.

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 35-38
Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!

Oración introductoria
Señor, creo, confío y te amo sobre todas las cosas. Me acerco a Ti en esta oración para reanimar la fe, para recibir la energía espiritual que mueva mi corazón y que me mantenga en vigilante espera.

Petición
Dios mío, concédeme vivir alerta, de cara a la eternidad, con mi alma limpia, lista para el encuentro definitivo contigo.

Meditación del Papa Francisco
El Evangelio nos habla del deseo del encuentro definitivo con Cristo, un deseo que nos hace estar siempre preparados, con el espíritu despierto, porque esperamos este encuentro con todo el corazón, con todo nuestro ser. Esto es un aspecto fundamental de la vida. Hay un deseo que todos nosotros, sea explícito sea escondido, tenemos en el corazón. Todos nosotros tenemos este deseo en el corazón. […]
Para nosotros es la espera de Cristo mismo, que vendrá a cogernos para llevarnos a la fiesta sin fin, como ya ha hecho con su Madre María Santísima, que la ha llevado al Cielo con Él.
Este Evangelio quiere decirnos que el cristiano es uno que lleva dentro de sí un deseo grande, un deseo profundo: el de encontrarse con su Señor junto a los hermanos, a los compañeros de camino» (S.S. Francisco, 11 de agosto de 2013).

Reflexión
El Señor llega de improviso, como un ladrón, para ver si ya hemos construido el Reino que se nos ha revelado. Hablar de reino quiere decir hablar de las riquezas que Dios nos ha dado es decir, de la vida, del bautismo, de la participación de la vida divina a través de la gracia. Nosotros no somos dueños de estas riquezas, pero si administradores que las deben hacer fructificar y ampliar.

El Señor nos visita en varios momentos de la vida, pero su venida por antonomasia es el encuentro definitivo con Él. El hombre no pude perder la venida del Señor. Esta venida por tanto, exige vigilar. Reflexionar sobre la venida del Señor no nos debería dar miedo sino que nos debería llevar a confiar más en Él. ¡Cómo cambia el sentido de la vida cuando se ve desde este prisma de la fe y confianza en Cristo!

Pensar en el fin de la vida debe ser, más que una consideración del fin en sí y por sí, una ocasión para aprovechar más inteligentemente el tiempo que se nos queda para vivir, lo poco o mucho que sea. Lo importante es recordar que al final de la vida se nos juzgará del amor. Y sólo vale lo que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos.

Propósito
Vivir responsablemente este día, aprovechando mi tiempo, esforzándome por «ganar tiempo al tiempo», para comprometerme más en la nueva evangelización.

Diálogo con Cristo
Sean pocos o muchos los años que me quedan de vida, necesito estar listo para lo que la Providencia permita. Jesús, Tú conoces todas mis acciones, mis pensamientos y guías siempre mi camino, por eso te doy gracias; pero también conoces mis temores y mi fragilidad, por eso te pido la fortaleza y la sabiduría que necesito para sentir la urgencia de trabajar por tu Iglesia.
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Por: José Noé Patiño | Fuente: Catholic.net

lunes, octubre 20, 2014

Evangelio Octubre 20, 2014

Cuidado con la avaricia
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 13-21.
Tiempo Ordinario.
Solo vale la pena atesorar riquezas que nos llevan a Dios.

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, uno de la gente le dijo a Jesús: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros? Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes». Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?" Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea." Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?" Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».


Oración introductoria
Señor, me acerco a Ti con toda mi fragilidad. Tú me conoces mejor de lo que yo mismo me conozco. Me pongo en tu presencia para acompañarte y consolarte, porque no me interesa acumular riquezas sino vivir con mucha fe, esperanza y caridad, seguro de que contigo siempre tengo un futuro que es bello porque está lleno de tu amor.

Petición
Dios mío, dame la sabiduría para comprender lo que es verdaderamente importante en esta vida.

Meditación del Papa Francisco
El encuentro con Jesús vivo, en su gran familia que es la Iglesia, llena el corazón de alegría, porque lo llevan de verdadera vida, de un bien profundo, que no pasa y no se marchita. Pero esta experiencia debe afrontar la vanidad cotidiana, el veneno del vacío que se insinúa en nuestras sociedades basadas en el beneficio y en el haber, que engañan a los jóvenes con el consumismo. El Evangelio nos llama la atención precisamente sobre lo absurdo de basar la propia felicidad en el haber. El rico se dice a sí mismo: "Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, como, bebe y date buena vida". Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?".
Queridos hermanos y hermanas la verdadera riqueza es el amor de Dios, compartido con los hermanos. Ese amor que viene de Dios y hace que lo compartamos y nos ayudamos entre nosotros. Quién experimenta esto no teme a la muerte, y recibe la paz del corazón. (Cf  S.S. Francisco, 4 de agosto de 2013, homilía en Santa Marta)

Reflexión
San Agustín dijo en una ocasión una frase que viene muy a cuento con este evangelio: "Nos hiciste Señor para Ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti"... Tan inquieto tenemos el corazón que de inmediato busca y se apega a las cosas materiales como se apegan las raíces de una patata a cualquier objeto que le rodee.

Debemos agradecer a Dios el que nos haya dado un corazón demasiado grande para poder amar a tantas personas y sobre todo para poder amarle a ÉL. No acortemos nuestras capacidades de amar "amando" otras cosas, atesorando riquezas que al final de la vida no nos servirán de nada. Agrandémoslo, amando a Dios que es amar a nuestro prójimo.

Este evangelio es una señal en el camino que nos recuerda que solo vale la pena atesorar riquezas en orden a Dios, es decir por medio de la comunión frecuente, la confesión, la oración, la divulgación del evangelio y la defensa de la fe etc. No vale pues, ese "carpe diem" (aprovecha el día) que los antiguos romanos solían decir para disfrutar mejor de la vida sin ninguna responsabilidad que afrontar. Esta actitud es para gente sin un ideal grande que conquistar y nosotros como cristianos, discípulos de Cristo, contamos con una misión demasiado grande que cumplir, que es la de atesorar riquezas espirituales que al final de la vida nos den la entrada en la vida eterna.

Propósito
Ser responsable en el uso del dinero y demás talentos, cooperando, así, en la edificación de la justicia y la caridad.

Diálogo con Cristo
Acumular, comprar, buscar el placer… es el afán prioritario de nuestra cultura. Señor Jesús, frecuentemente me encuentro contemplando las cosas buenas de este mundo, pero no como medios sino como un fin. Necesito tener claras mis prioridades: Tú, primero, y luego todo lo demás, según me lleven hacia Ti. Dame la sabiduría para saber que la vida es corta y debo vivirla sólo para Ti.
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Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

domingo, octubre 19, 2014

Evangelio Octubre 19, 2014

Id por todo el mundo
Día Mundial de las Misiones
Mateo 28, 16-20.
Todos recibimos el mandato divino de ir y predicar el Evangelio a todos.

Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Los once discípulos fueron, pues a Galilea, al monte donde les había ordenado Jesús.  Y al verlo lo adoraron; algunos, sin embargo, dudaron. Y llegándose Jesús les habló, diciendo: "Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra.  Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".

Oración introductoria
Padre,  en estos momentos en que recordamos tu petición de llevar a todos tu Palabra, te queremos pedir que creamos en la fuerza, en el amor, en la misericordia que puede llevar a todos. Que a pesar de todas las dificultades, "nada es imposible para Ti", que sigues haciendo "grandes cosas" a través de cuantos, saben entregarse con disponibilidad incondicional.

Petición
Señor, dame la docilidad para saber abandonarme en tu Providencia divina y ser un auténtico testigo de tu amor.

Meditación del Papa Francisco
En muchas regiones escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. A menudo esto se debe a que en las comunidades no hay un fervor apostólico contagioso, por lo que les falta entusiasmo y no despiertan ningún atractivo. La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres. Por tanto, animo a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesidades de los más desfavorecidos. Donde hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verdaderas vocaciones. Entre éstas no deben olvidarse las vocaciones laicales a la misión. Hace tiempo que se ha tomado conciencia de la identidad y de la misión de los fieles laicos en la Iglesia, así como del papel cada vez más importante que ellos están llamados a desempeñar en la difusión del Evangelio. Por esta razón, es importante proporcionarles la formación adecuada, con vistas a una acción apostólica eficaz. Papa Francisco, Vaticano, 8 de junio de 2014, Solemnidad de Pentecostés

Reflexión
En todos los países del mundo hoy se hace oración por las misiones y por los misioneros que se encargan de llevar la palabra de Dios a los que no lo conocen o a los que lo han olvidado.
¿Por qué se dedica este día a las misiones?
Se tiene un domingo dedicado a las misiones porque todas las personas necesitamos de Dios para poder llegar al cielo. Los misioneros tienen como tarea enseñarnos el Evangelio para poder alcanzar la vida eterna. Su labor es de capital importancia.
Los misioneros son personas que van a otros lugares para hablar a los hombres de Jesús, para enseñarles a rezar, para decirles que todos debemos amarnos y ayudarnos los unos a los otros, para anunciarles la buena nueva: que Dios nos ama y quiere que todos los hombres se salven.
Atienden leprosarios, hospitales, hogares para huérfanos y ancianos, dispensarios, colegios, universidades. Su labor no es fácil, se les presentan muchas dificultades que tienen que vencer para lograr transmitir la palabra de Dios a los demás.
Necesitan de nuestra ayuda espiritual, humana y material.

Los misioneros son personas que van a otros lugares para hablar a los hombres de Jesús llevándoles el Evangelio. Existen misioneros por todo el mundo que necesitan de nuestra ayuda espiritual, humana y material.
La labor de un misionero es muy valiosa.
El primer campo de misiones es nuestro propio hogar, con nuestros hijos y familiares. Ahí el cristiano ha de ser testigo de Jesús, ha de dejar ese buen aroma a Cristo.
El mundo del trabajo, ahí donde realices tus actividades diarias, sea en la fábrica, en el campo, en la carretera, en el hogar, ahí donde haya un cristiano, habrá un testimonio de alguien que sabe que Jesús ha resucitado, que está esperándonos con las manos abiertas para darnos la felicidad eterna.
Finalmente, el cristiano podrá buscar los apostolados que le permitan llevar a más personas, a más hijos de Dios el mensaje de Salvación. ¿Cuántas gentes de tu comunidad no conocen a Jesús y no hay nadie que se los lleve? Ahí estarás tú, como misionero, ayudando a los demás a que descubran, encuentren, conozcan y se enamoren del Señor.
La vocación al apostolado es para todo los cristianos. No podemos quedarnos con las manos cruzadas cuando tantos y tantos enemigos de Dios andan por ahí, confundiendo a los demás.

Todo cristiano está llamado por vocación a la evangelización, al apostolado. Todos recibimos el mandato divino de ir y predicar el Evangelio a toda creatura.
El apostolado ha de ser inspirado por la oración, pues nadie puede dar lo que no tiene. En el apostolado, lo que llevamos a los demás es al mismo Jesucristo. Y, ¿cómo llevarlo, cómo hablar de Él, como invitar a los demás que lo conozcan si yo no lo conozco? Y al Señor se le conoce en la oración, en el trato cercano y familiar. Teme al que habla mucho de Dios pero no habla con Dios.
Hoy, más que nunca, se necesita que todos los fieles cristianos nos comprometamos generosamente a predicar el Evangelio en la comunidad donde nos encontremos, pues hay muchos enemigos de  Cristo y de su Iglesia que buscan destruirla.
• Jesucristo nos dio su último mandato el día de la Ascensión al Cielo.
• Este mandato fue: "Vayan y prediquen el Evangelio a toda creatura".
• Todo cristiano tiene por vocación llevar la buena nueva a los demás.
• Empecemos el apostolado en casa y en el trabajo. Luego vayamos más allá.
• El alma de todo apostolado es la oración.

Propósito
No podemos quedarnos sentados mientras el mal crece en el mundo. No podemos dejar a los sacerdotes y catequistas toda la tarea de evangelización. No. Nos corresponde a todos como cristianos colaborar con la oración y dar a conocer el amor de Cristo a todos los que nos rodean.
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Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net

sábado, octubre 18, 2014

Evangelio Octubre 18, 2014

Misión de los setenta y dos
Solemnidades y Fiestas
Lucas 10, 1-9.
Modelo de entrega en la predicación hasta la muerte.
Fiesta de San Lucas, apóstol y evangelísta

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."

Oración introductoria
Padre, que San Lucas, modelo de entrega a la predicación del Evangelio hasta la muerte, nos ayude a llevar a todas las almas al conocimiento de Cristo.

Petición
San Lucas, ayúdamos a seguir tu ejemplo y acercarnos a la Virgen, que sea Ella quien nos ayude a conocer más a Jesús.

Meditación del Papa Francisco
Estos setenta y dos discípulos, que Jesús envía delante de Él, ¿quiénes son? ¿A quién representan? Si los Doce son los Apóstoles, y por lo tanto representan también a los obispos, sus sucesores, estos setenta y dos pueden representar a los demás ministros ordenados, presbíteros y diáconos; pero en sentido más amplio podemos pensar en los demás ministerios en la Iglesia, en los catequistas, los fieles laicos que se comprometen en las misiones parroquiales, en quien trabaja con los enfermos, con las diversas formas de necesidad y de marginación; pero siempre como misioneros del Evangelio, con la urgencia del Reino que está cerca. Todos deben ser misioneros, todos pueden escuchar la llamada de Jesús y seguir adelante y anunciar el Reino. (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013)

Reflexión
San Lucas fue compañero de San Pablo en sus viajes apostólicos, como él mismo escribió en los Hechos de los apóstoles. En el evangelio de hoy, Cristo manda a sus discípulos de dos en dos a predicar el mensaje del Reino de Dios. Dios nos ha hecho por tanto sus evangelizadores, los mensajeros de la Buena Nueva que Cristo ha traído a este mundo.
Para tal misión Dios ha querido elegir en este mundo a unas personas para que anuncien su palabra y, con su ejemplo, den testimonio de la venida de Cristo. Seguro que yo también soy una de esas personas elegidas por Dios.
Ahora bien, Dios nos advierte que nos manda en medio de lobos, porque el mundo en el que nos toca vivir y predicar la palabra de Dios, muchas veces se cierra al mensaje cristiano de la verdad y del amor. Anunciemos por tanto la paz que Dios ha venido a traernos hace más de 2000 años, pero que nosotros hemos de renovar todos los días; conseguir que todas las personas que nos rodean sientan en sí la redención que nos ha traído Cristo en el misterio de la Encarnación.
San Lucas, modelo de entrega a la predicación del Evangelio hasta la muerte, sea quien nos ayude a llevar a todas las almas al conocimiento de Cristo, para conseguir la paz de nuestras almas.

Propòsito
Pedir a María, nuestra Madre, que lleve a Jesús todas nuestras intenciones de ser mejores portadores del Evangelio.

Diálogo con Cristo
Jesús, sólo llevándote en mi corazón podré transmite tu paz, tan necesaria en el mundo convulsionado por la violencia y la inseguridad. Por intercesión de san Lucas, concédeme que todos mis pensamientos, palabras y obras siembren la paz, principalmente en mi propia familia.
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Por: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net

viernes, octubre 17, 2014

Evangelio Octubre 17, 2014

Nada hay oculto que no haya de saberse
Tiempo Ordinario
Lucas 12, 1-7.
Tiempo Ordinario. Siempre hay una oportunidad para rehacer la vida, para levantarse de la caída.

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús se puso a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse. Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los terrados. Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehena; sí, os repito: temed a ése. ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.

Oración introductoria
Padre, ¿cuál es tu designio de Creador y de Padre sobre mi vida? ¿Cuál es tu voluntad? Yo deseo cumplirla y estoy seguro que me responderás, escuchando tu Palabra.

Petición
Señor, ayudanos a trabajar por salvar nuestra alma. Estamos en el tiempo para merecer las gracias que obtuvo para nosotros Jesús, en su Pasión y Resurrección.

Meditación del Papa Francisco
¿Qué hacen los hipócritas? Se maquillan, se maquillan de buenos: ponen cara de estampita, rezan mirando al cielo, se muestran, se consideran más justos que los demás, desprecian a los otros. 'Pero - dicen - yo soy muy católico, porque mi tío ha sido un gran benefactor, mi familia es esta y yo soy... he aprendido... he conocido tal obispo, tal cardenal, tal padre... Yo soy...'. Se consideran mejores que los demás. Esta es la hipocresía. El Señor dice: 'No, eso no'. Nadie es justo por sí mismo. Todos tenemos la necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo.
Por eso debemos acercarnos al Señor. Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, que no son cristianos. (Cf. S.S. Francisco, 18 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).

Reflexión
Cuando se nos estropea algo en casa (un electrodoméstico, el coche, la computadora...) nos inquietamos y hacemos todo lo posible para buscar una solución: llamamos al técnico para que lo arregle. Luego pagamos una cantidad de dinero, y listo. O si la reparación es muy cara hacemos planes para comprar uno nuevo.

Sin embargo, todas estas cosas no merecen el cuidado que precisa nuestra vida. Porque si dejamos de funcionar, ¿quien nos arregla? Los médicos pueden lograr curaciones asombrosas, pero ninguno sabe resucitar a un muerto.

Cristo nos advierte que debemos temer al pecado, porque ése sí que nos puede llevar donde no queremos.

Muchos santos contemplaban con frecuencia la realidad de la muerte, y se preguntaban: ¿cómo quisiera vivir yo este día si supiera que es el último día de mi vida?

Mientras vivimos, tenemos esperanzas de salvar nuestra alma. Estamos aún en el tiempo para merecer las gracias que obtuvo para nosotros Jesús, en su Pasión y Resurrección. Por eso, siempre hay una oportunidad para rehacer la vida, para levantarse de la caída, pedir perdón en el sacramento y seguir adelante pensando en el final, en el encuentro definitivo con Dios.

Propòsito
Como nos pide el Papa: ponernos a la escucha de Dios, que tiene un designio de amor para cada uno de nosotrs, a través de la oración.

Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por tu amor y por este momento de oración. Conoces mi debilidad y cobardía ante las dificultades que hoy tendré que afrontar. Me preocupa el sacrificio que haré y me inquieta saber que los resultados pueden ser contrarios a lo que espero. Ayúdame a darme cuenta que Tú te harás cargo de cada minuto y detalle de este día y que todo lo bueno que resulte, será consecuencia de tu Providencia.
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Por: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net