jueves, diciembre 05, 2013

Evangelio Diciembre 5, 2013

La verdadera sabiduría
Juan 1, 19-28.
Adviento.
Dios es la Verdadera Sabiduría, y debemos creer y sentir que realmente la poseemos, porque Él quiso entregarse a nosotros.

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21.24-27

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.

Oración introductoria
Jesús mío, aquí estoy para escucharte. Ahora que apenas inicia este tiempo de preparación para recibirte, te entrego mi corazón como mi primer y más apreciado regalo. Te regalo un corazón abierto para escucharte verdaderamente; que estén mis oídos atentos a tu Palabra sabia, llena de amor y misericordia. Que escuche para hacer de tu Palabra auténtica vida. Protégeme, por tanto, de toda distracción material y superficial en este tiempo para llenarme de Ti. Que invite a los demás a estar contigo, Único y Verdadero Bien de mi vida. Gracias por último, por permitirme ahora tener un corazón abierto.

Petición
Señor, te pido humildemente un corazón sabio, un corazón consciente de que Tú eres lo primero y lo más grandioso de mi vida.

Meditación del Papa Francisco
La fe entiende que la Palabra, aparentemente efímera y pasajera, cuando es pronunciada por el Dios fiel, se convierte en lo más seguro e inquebrantable que pueda haber, en lo que hace posible que nuestro camino tenga continuidad en el tiempo. La fe acoge esta Palabra como roca firme, para construir sobre ella con sólido fundamento. [...]
No hay diferencia entre la fe de "aquel que destaca por su elocuencia" y de "quien es más débil en la palabra", entre quien es superior y quien tiene menos capacidad: ni el primero puede ampliar la fe, ni el segundo reducirla. Por último, la fe es una porque es compartida por toda la Iglesia, que forma un solo cuerpo y un solo espíritu. En la comunión del único sujeto que es la Iglesia, recibimos una mirada común. Confesando la misma fe, nos apoyamos sobre la misma roca, somos transformados por el mismo Espíritu de amor, irradiamos una única luz y tenemos una única mirada para penetrar la realidad.(S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei n. 10 y 47).
Reflexión
Dios es la Verdadera Sabiduría, y debemos creer y sentir que realmente la poseemos. La poseemos porque Él quiso entregarse a nosotros y nosotros libremente podemos acogerlo. Acoger su sabiduría es acoger su Palabra, y acoger su Palabra es vivir la síntesis del Evangelio que podríamos citarla en dos aspectos: Este es mi mandamiento: "Ámense los unos a los otros, como yo los he amado."(Jn 15, 12).

Y el otro aspecto indica cómo nos ama Él: "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna." (Jn 3, 16). Esta es la simplicidad de Dios: Dios es simple, nos ama gratuitamente sin que hayamos hecho algo para merecerlo y sencillamente nos quiere con Él para la toda la eternidad a través de Jesús.

Por tanto, tengamos un corazón abierto a la Palabra de Dios en este tiempo y no temamos compartir nuestra reflexión con aquellos que nos rodean, ya que todo hombre está llamado a conocer la Verdad, a conocerle a Él íntimamente y alcanzar la Eternidad con Él y en Él.

Propósito
Haré una oración espontánea junto con algún ser querido (hijo, hermano, marido, esposa, pariente, amigo...) donde le pida a Dios que me conceda la gracia de prepararme auténticamente para la Navidad.

Diálogo con Cristo
Jesús mío, Tú conoces bien mi vida, conoces quién soy y no hay nada oculto ante Ti. Gracias porque hoy puedo acercarme más a Ti. Dame la fortaleza necesaria para ser constante en mis propósitos y para que viva con alegría este día, pues lo comparto contigo. Por favor, que cada día te conozca más, para amarte más y darme más a los demás. "Pidamos a Dios con confianza la sabiduría del corazón por intercesión de Aquella que acogió en su seno y engendró a la Sabiduría encarnada, Jesucristo, nuestro Señor. ¡María, Sede de la Sabiduría, ruega por nosotros!" (Benedicto XVI, Ángelus, 20 de septiembre de 2009).
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Autor: José Ignacio Olvera Mendoza | Fuente: Catholic.net

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